Hacía mucho tiempo que no escribía un artículo de opinión. Y es que ha pasado algo que me ha revuelto el cerebro como una tortilla de piedra bruja. Aparte de la propia piedra bruja. Mientras revisaba mis blogs habituales me encuentro con que nuestro compañero
Luffy Strawhat ha tenido la fortuna de encontrarse un HeroQuest en la basura. Juro que mi primer impulso ha sido el de alegrarme por él y su buena dicha. Pero también me dio que pensar sobre las circunstancias y la persona que lo llevó hasta ese lugar. ¿Quién sería esa persona? ¿De dónde venía? ¿Qué hará en su vida cotidiana? Y lo más importante, ¿en qué
cojones estaba pensando la susodicha? La respuesta a estas preguntas es, en apariencia, evidente: se trataba simplemente de alguien que no sabía lo que tenía en las manos. Me imagino a un progenitor de la persona a quien perteneciese el juego, que bien por hacer limpieza en los trastos de su chiquillo/a lo dejó allí para que se lo llevara quien quisiera. "Total, ni lo había usado..." pensaría. Puedo imaginarme otros escenarios mucho más divertidos, pero no me negaréis que éste es uno de los más plausibles. Para una vez que quiero ser bueno...
Una muestra de su hallazgo.
El caso es que me he puesto a reflexionar, a pensar en el valor que le damos a las cosas y sobre todo a aquellas que consideramos especiales por alguna razón. Da pena pensar que un juego tan icónico como ese pudiera acabar entre dos cubos de basura. Ya no por su valor económico directo, sino el sentimental. Yo nunca tuve el HeroQuest cuando era niño, pero sí que he jugado unas partidas siendo ya mayor y comprendo lo que puede significar para alguien el poder disfrutar otra vez de aquel juego con el que vivió tantas aventuras en su infancia. Es por esto que me alegro del destino que ha tenido esa caja, porque sé que ahora está en manos de alguien que la va a disfrutar.
- ¡Ñah! Menudo tontaina el que haya tirado ese juego. Lo único que me da pena es no haber estado yo allí y que lo mismo el anterior dueño nunca llega a enterarse de la tontería que ha hecho.¡Ah!, hola Citronio, mi gracioso aunque irritante amigo imaginario que se llama igual que el mejor amigo de Naranjito. Pues hombre, yo lo que quiero decir es que da pena cuando algo que nos gustaría tener no ha sido disfrutado nunca por parte de quien lo tiene. Por el aspecto de las fotos diría que alguien compró ese juego para hacer un regalo, y tras un par de partidas quedó aparcado en algún armario por la razón que fuese hasta que acabó en la basura. Teniendo en cuenta que se trata de un juego con tanta historia para tantas personas, me da pena pensar que nadie lo haya disfrutado en todo este tiempo.
- ¡Pero si es eso lo que hace que siga teniendo algo de valor! Tú sabes que yo mismo he llegado a pagar sobre trescientos euros por varios lotes con los que poder formar un juego completo. Eso sí, teniendo en cuenta que le faltan un par de piezas y que la caja se ha raspado yo no ofrecería más de cincue- digo veinte euros por él...Ehmmm vamos a ver, Citronio. Yo de lo que estoy hablando es precisamente de diferenciar el valor sentimental del valor económico. Y sobre todo hablar del verdadero valor que le damos a cualquier cosa. Pese a que ambos conceptos nacen de la creencia/experiencia de la gente, el valor económico sí puede ser cuantificable y sobre todo tiende a inflarse enormemente en todo lo que rodea al mundo del frikismo. Ponle las siglas "OOP" a cualquier producto de eBay y ya verás cómo aumenta el seguimiento. El ejemplo más claro lo tenemos con MTG. Puede existir una diferencia de decenas de miles de euros de una carta a otra (por supuesto, los torneos influyen a eso) pero a fin de cuentas un Rampant Growth y un Black Lotus no son más que dos trozos de cartón.
- Sí, ya. Y ahora me dirás que Games Workshop no podía ponerle precio de oro a unas miniaturas que no valían la resina en la que estaban inyectadas. Eso sí es alquimia y lo demás es cuento, tú piensas así porque no tienes ni idea de cómo funciona el mundo.Voy a contarte algo que igual no sabes, Citronio, para que te sirva como ejemplo de lo que hablo. Cuando vivíamos en el país de la piruleta en los años de la burbuja inmobiliaria, tenía como afición coleccionar coches de Scalextric. Pero también jugaba con ellos. Te hablo de que una vez me gasté ochenta eurazos en un Tyrrell P-34 de edición numerada y limitada. Era lo que valía, o más bien lo que costaba. Habrá quien considere ese acto una soberana estupidez y no le quitaré razón, pero jugaba con él como con cualquier otro. Me gustaba todo lo relacionado con ese mundillo: montar pistas, circuitos y maquetas, cronometrar tiempos así como reparar y ver correr mis coches favoritos de F1 y demás. Del mismo modo que ahora imagino a mis Skaven sobre el campo de batalla luchando con -ejém- valentía, antes imaginaba a los antiguos pilotos de rallys arriesgando sus vidas de manera absurda por unas travesías que ríete tú del Rally de los Mil Lagos.
- ¿Sacaste el Tyrrell de la caja? ¡Entonces dejó de ser un objeto de coleccionista!Es lo único que has escuchado, ¿no es así, Citronio? Además, eso no se lo dije al tipo al que se lo vendí junto con el resto. Lo que quiero recalcar de mi historia es que a pesar de dejarme dinerales en mi hobby de aquel entonces (entre otras cosas, porque los tenía) fue porque sabía que iba a disfrutar de mis coches, no solamente a acapararlos y guardarlos en una caja para que no les cayera polvo encima. Es más, no imaginas la rabia que me daba entonces el imaginar que le estaba vendiendo mi infancia a alguien que, posiblemente, iba a meterla en una estantería o que incluso fuese a especular con ella.
- Bah, tú lo que tenías era un montón de juguetes caros y el dinero siempre hace falta. Además, si lo hiciste fue porque ya no te satisfacía y porque ya lo tenías en cajas. Que esa clase de cosas ocupan una barbaridad de espacio y cuesta desprenderse de ellas... (sorbo victorioso al Fresisuis)Es cierto que el dinero tendría que hacerme mucha falta como para que me plantease vender mis miniaturas de Warhammer tan a la ligera. Y también es cierto que como hobbies, el Scalextric y Warhammer no son comparables en absoluto (salvo en términos de modelismo). Pero ambos respondían a una necesidad, que era la de encontrar diversión y buenos momentos al mismo tiempo que desarrollaba una afición. Prefiero haber destrozado una pieza de coleccionista que no haberla disfrutado. Todos esos momentos están en mi memoria, del mismo modo que todos y todas tienen sus propios recuerdos de los buenos momentos que les han hecho pasar todo ello: desde unos simples dados y unas miniaturas hasta un videojuego o una casa de muñecas y pasando incluso por una espada láser de plástico y un disfraz cutre de Darth Vader, ¡por qué no! Y eso es algo que no tiene precio para todas aquellas personas que nos hemos volcado hasta la obsesión en nuestras aficiones. A día de hoy, pienso que alguien que juegue "Paperhammer Reforged" puede disfrutar a mayor nivel que el jugador de "Age of Shitmar" que ha pulsado el botón de "añadir toda la web al carro de compra". Eso, teniendo en cuenta que el segundo no notaría la diferencia. Y seguro que a la química cerebral de ambos supuestos tampoco le importaría nada de eso, pese a que sea a todas luces distinto.
- ¡Oh-oh! Te estás metiendo en terreno peligroso, amiguito. Ya veo a dónde quieres ir a parar. ¿Vas a inventarte un "palabro" moderno de esos que mezclan dos palabras y que no signifique nada, como lo de "viejoven" o "fofisano"? Como cuando te trabaste y te salió "contrincario" al mezclar "contrincante" y "adversario". ¡Menudas risas nos pegamos!Ya lo hice en el título de la entrada, es tarde para echarse atrás. Y ya tengo la patente en trámite de "contrincario"; avisado quedas, Citronio. Además, ¿no eras tú acaso un "fetikista" de esos que no pintan las miniaturas ni les quitan las líneas de molde para que se vea que son las miniaturas originales?
- ¡Y a mucha honra! Tengo justificante médico. Además, te recuerdo que solo soy el fruto de una amalgama de tus recuerdos sobre esos jugadores que has conocido que solo aprecian la imagen de marca y de tu perturbada imaginación. Y espero que la gente me haya puesto en su cabeza con la voz del dependiente de la tienda de cómics de los Simpson.Te pido disculpas, Citronio, tampoco es que quisiera ofenderte. Es que opino que hay que disfrutar de las cosas, y cuando pienso en toda esa gente que utiliza el frikismo como decoración de interiores me pongo malo y luego me acuerdo de los padres de los guionistas de Big Bang Theory. Por cierto, ¿para qué fechas dices que te va a llegar el HeroQuest 30º Aniversario? ¡A ver si me invitas a echar una partida!
- Si no lo sueltas, revientas, ¿verdad?Chí. ^-^