La política de Games Workshop sobre los derechos de autor es algo harto conocido por todos aquellos que, en mayor o menor grado, hemos consumido sus productos e ideas; no le voy a revelar a nadie nada nuevo al respecto. Por suerte, las garras de la malvada multinacional llegan exclusivamente hasta ahí, hasta donde llegan sus productos e ideas. Bueno vale, sin contar todas esas "patentes en trámite" que tiene desperdigadas.
En estos tiempos en los cuales compartir la información es catalogado de crimen, el ciudadano corriente lo tiene cada vez más difícil para tener acceso a todo aquello que, aunque sin ser de vital importancia, le es necesario para tener un nivel mínimo de satisfacción cultural y esparcimiento intelectual. Prueba de ello es que se nos recuerda constantemente las consecuencias del intercambio de contenido con propiedad intelectual, tanto en los propios productos como en los medios de comunicación.
El chollo del Canon Digital quedó atrás dado que la SGAE ahora mismo se encuentra en una situación un pelín comprometida. Pero para arreglar esto vino nuestro ministro de Cultura, Educación y Deporte,
Entre las medidas, se encuentran las siguientes:
- Aquellas entidades que compartan obras protegidas podrán recibir sanciones administrativas de entre 30.000 a 300.000€. Esto incluye tanto a Kim Dot Com como a cualquiera que le deja un libro o dvd a su primo o vecino. O a ti, así que ¡cómpralo o aparta la vista!
- Se buscará tanto al enlazador como al alojador de contenido con derechos de autor. Esto excluye a los motores de búsqueda. Así es; si encuentras algo en la red no ha sido por accidente; Google no tiene la culpa de que seas un criminal.
- Se pedirá a las empresas de publicidad que retiren sus acuerdos con aquellos clientes que actúen como servidores de contenido con propiedad intelectual, así como que denuncien a los susodichos. Divide y vencerás.
- Se podrá bloquear tanto una página web como el servicio a internet mediante orden judicial. Y no es coña.
- Podrán imponerse penas de hasta seis años de cárcel para aquellos que, con ánimo de lucro, compartan obras protegidas. No digo ná' y te lo digo tó'...
De modo que ya sabéis; si queréis una película, un disco o un libro sin que os cueste nada y sin infringir ninguna ley, habrá que recurrir al viejo truco de comprar lo que queramos, realizar una copia para nuestro uso personal, y devolver el producto original con la excusa más hortera que se nos ocurra. No seréis ni los primeros ni los últimos en devolver un CD o DVD que no valía ni la décima parte lo que os cobraron tras tratarlo con un secador de pelo. En lo que a mi respecta, no creo que esto me vaya a influir directamente en ningún aspecto de mi vida cotidiana. No soy tan importante.
Aprovecho para volver a recordaros que si alguien me pide una película rara de la que en su día hablé, un manual que parece difícil de encontrar o un disco que recomendé y que no haya logrado escuchar, haré lo que esté en mi mano por facilitárselo, por la mera satisfacción de poder mostrarle a otra persona algo que considero interesante. Solo tenéis que preguntar. Un ejemplo es que estoy traduciendo "La perdición de Thanquol" y "Guardián del Honor" en mis ratos libres, dado que si es por Black Library nunca serán traducidas al castellano (como ya ocurrió con la Isla de Sangre). Y esto ocurre porque así lo ha decidido una empresa, no porque lo quiera yo ni ninguna otra persona que tenga ganas de leer esos libros.
Pero quizás es solamente que esté algo tarado... que lo decida el señor juez.