No, ni me ha pegado la "venada" religiosa ni nada por el estilo. Además de ser escriba del Gran Nigromante, entre mis funciones se encuentra la de hacer de chófer. O cochero, que mola más. En esa tienda de productos típicos en la que el nigromante pasa confinado la mayor parte de sus veranos, se venden estatuillas del ángel del cementerio de Comillas. No es que sea una miniatura de calidad excepcional ni tiene mucho detalle. Tampoco tiene unas reglas "destroyer". Es más, ni siquiera es una miniatura propiamente dicha; pero siempre que la miraba pensaba que, pintada, iba a quedar mucho mejor.
En concreto, lo que pretendía con esta miniatura era experimentar un poco con los pinceles. Ragnor siempre me ha dicho que pinto muy limpio, que nunca se me escapa un brochazo, que parece que mis Skaven acaban de salir de una lavandería... Pues en esta ocasión he intentado todo lo contrario; dejar bien embadurnada con manchas de sangre de batalla.
Otra de las cosas con las que me he atrevido a experimentar un poco han sido las alas. Les di una base blanca con White Scar, tras lo que le di unas buenas pasadas de pincel seco con un color dorado y una capa de tinta marrón para unificar. Después vinieron los chorretones de sangre, y finalmente le di otra capa de pincel seco, esta vez más ligera y con un bronce brillante para que volviera a resaltar un poco.
En resumen, vale que no es una miniatura propiamente dicha, pero la cuestión era pintar. Además, estoy convencido de que, en los wargames, se han utilizado representaciones de miniaturas mucho más abominables.
En concreto, lo que pretendía con esta miniatura era experimentar un poco con los pinceles. Ragnor siempre me ha dicho que pinto muy limpio, que nunca se me escapa un brochazo, que parece que mis Skaven acaban de salir de una lavandería... Pues en esta ocasión he intentado todo lo contrario; dejar bien embadurnada con manchas de sangre de batalla.
Otra de las cosas con las que me he atrevido a experimentar un poco han sido las alas. Les di una base blanca con White Scar, tras lo que le di unas buenas pasadas de pincel seco con un color dorado y una capa de tinta marrón para unificar. Después vinieron los chorretones de sangre, y finalmente le di otra capa de pincel seco, esta vez más ligera y con un bronce brillante para que volviera a resaltar un poco.
En resumen, vale que no es una miniatura propiamente dicha, pero la cuestión era pintar. Además, estoy convencido de que, en los wargames, se han utilizado representaciones de miniaturas mucho más abominables.