Ayer se celebró un torneo de Warhammer Fantasy en la tienda Némesis de Santander, uno de los últimos reductos del hobby que quedan por nuestra comarca. Elric nos había puesto al corriente y hacía tanto tiempo que no jugábamos una partida que no pudimos resistirnos, de manera que arramblamos con los bártulos y fuimos para allá con alegría en los corazones.
Desde el primer momento disfrutamos del buen rollo del resto de participantes. Salvo alguna excepción de última hora me agradó comprobar que la gente tenía la mayoría de sus miniaturas pintadas. Quizá las pintó un dueño anterior, pero expresiones como "es que quería venir con todo lo que pudiera pintado" se repetían a lo largo de la jornada, y nuevamente fue algo de agradecer ver que ocurrían cosas tales como que un oponente corrigiese a otro en beneficio del segundo. Quedé encantado en ese sentido. Y como cada vez que la cábala del Nigromante va a un torneo, acabamos enfrentándonos.
Y ahora viene el "pero". Como he dicho antes, hacía mucho que no jugábamos una partida, y hacía muchísimo más tiempo aún que lo hiciéramos en términos oficiales, es decir, en un torneo de ETC España. Y la triste realidad es que jugadores como Yibrael o yo estamos obsoletos, pues jugamos con... ¡infantería! Por lo que pudimos ver, usar miniaturas de infantería que no sean hostigadores o personajes es algo obsoleto y que ya nadie hace. Resulta que lo que ya era evidente para algunos era impensable para nosotros. ¿Cómo es posible concebir la idea de un ejército sin bloques de infantería? Pues dependiendo de por dónde pilles la pregunta, resulta que se puede.
El tema es difícil de abordar, pues entramos dentro de la pescadilla que se muerde la cola sobre qué fue antes, si el agujero en la regla o el que la buscó. El metajuego obliga a los jugadores a hacer cosas que realmente no quieren hacer. En los torneos queda presente la obligación de tomar unas opciones en lugar de otras a la hora de realizar una lista de ejército. Hay que reconocer que ganar es un aliciente para la diversión, pero yo perdí las dos veces y eso no me impidió pasarlo genial, os lo puedo asegurar. Pero resulta que llega un día alguien con una lista difusa y destroza a todo el mundo, y el hecho vuelve a repetirse una y otra vez. Entonces eso deja de ser divertido. ¿Qué meter entonces? Lo más bestia, siempre, pues la gente lo va a hacer. El objetivo es ganar, y que quepa la posibilidad de pasarlo bien por el camino es solo un añadido (ironic mode off).
Y ahora mismo la infantería solo sirve para perder combates y alimentar a los monstruos. Tomando una frase de Trosef Butterflanks sobre los snotlings, me quedé sorprendido de lo poco para lo que sirven. Ahora por lo visto solo hay dos maneras de jugar skavens; llevar un bloque de cincuenta alimañas o bien cuatro o cinco unidades de veinte birriosos guerreros de clan a pelo pero con grupo de apoyo para pegar tiros, y ya luego meter dos Abominaciones, dos cañones, lo que te dejen en ingenieros brujos para usarlos como redirectores de cargas de quince puntos... y la lista suma y sigue.
Si la violencia engendra violencia, el metajuego engendra eso mismo. Y a este paso llegará antes el día en que nadie quiera jugar al juego de pleitos y zoológicos medieval-fantásticos. Mientras tanto preguntémonos a nosotros mismos con qué es más divertido que nos matemos los unos a los otros.
Desde el primer momento disfrutamos del buen rollo del resto de participantes. Salvo alguna excepción de última hora me agradó comprobar que la gente tenía la mayoría de sus miniaturas pintadas. Quizá las pintó un dueño anterior, pero expresiones como "es que quería venir con todo lo que pudiera pintado" se repetían a lo largo de la jornada, y nuevamente fue algo de agradecer ver que ocurrían cosas tales como que un oponente corrigiese a otro en beneficio del segundo. Quedé encantado en ese sentido. Y como cada vez que la cábala del Nigromante va a un torneo, acabamos enfrentándonos.
Y ahora viene el "pero". Como he dicho antes, hacía mucho que no jugábamos una partida, y hacía muchísimo más tiempo aún que lo hiciéramos en términos oficiales, es decir, en un torneo de ETC España. Y la triste realidad es que jugadores como Yibrael o yo estamos obsoletos, pues jugamos con... ¡infantería! Por lo que pudimos ver, usar miniaturas de infantería que no sean hostigadores o personajes es algo obsoleto y que ya nadie hace. Resulta que lo que ya era evidente para algunos era impensable para nosotros. ¿Cómo es posible concebir la idea de un ejército sin bloques de infantería? Pues dependiendo de por dónde pilles la pregunta, resulta que se puede.
Mi idea de un ejército a 2400 pts.
El tema es difícil de abordar, pues entramos dentro de la pescadilla que se muerde la cola sobre qué fue antes, si el agujero en la regla o el que la buscó. El metajuego obliga a los jugadores a hacer cosas que realmente no quieren hacer. En los torneos queda presente la obligación de tomar unas opciones en lugar de otras a la hora de realizar una lista de ejército. Hay que reconocer que ganar es un aliciente para la diversión, pero yo perdí las dos veces y eso no me impidió pasarlo genial, os lo puedo asegurar. Pero resulta que llega un día alguien con una lista difusa y destroza a todo el mundo, y el hecho vuelve a repetirse una y otra vez. Entonces eso deja de ser divertido. ¿Qué meter entonces? Lo más bestia, siempre, pues la gente lo va a hacer. El objetivo es ganar, y que quepa la posibilidad de pasarlo bien por el camino es solo un añadido (ironic mode off).
Y ahora mismo la infantería solo sirve para perder combates y alimentar a los monstruos. Tomando una frase de Trosef Butterflanks sobre los snotlings, me quedé sorprendido de lo poco para lo que sirven. Ahora por lo visto solo hay dos maneras de jugar skavens; llevar un bloque de cincuenta alimañas o bien cuatro o cinco unidades de veinte birriosos guerreros de clan a pelo pero con grupo de apoyo para pegar tiros, y ya luego meter dos Abominaciones, dos cañones, lo que te dejen en ingenieros brujos para usarlos como redirectores de cargas de quince puntos... y la lista suma y sigue.
Si la violencia engendra violencia, el metajuego engendra eso mismo. Y a este paso llegará antes el día en que nadie quiera jugar al juego de pleitos y zoológicos medieval-fantásticos. Mientras tanto preguntémonos a nosotros mismos con qué es más divertido que nos matemos los unos a los otros.